Voy caminando por la calle y el aire lastima. Me hice tan fuerte
como la piel de los talones que se endurece para resistir.
Esa piedra que la ostra envuelve para convertir en perla.
Yo soy la perla. ¿O la piedra?
Eso del tacto. Del contacto, lo físico -química. Má, ¿cuántos olores

hay en los recuerdos?
Una vecina me cuenta que su nieta está conociendo Galicia. Los
varones entran en la habitación de ellas. Yo, a los dieciséis, ya
me había enamorado tres veces. Ahora, espero a las Vaquitas
de San Antonio para el día de mi cumpleaños y hago listas
inventándome una realidad que todavía no existe.
Este domingo, temprano, si el teléfono no suena, sé que sos vos.

No hay comentarios.: